Estados Unidos está enfrentado la peor epidemia de influenza en una década, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Hasta el momento hay 18 muertes reportadas, casi todos niños y lo que les preocupa a las autoridades sanitarias es que es apenas el comienzo de la temporada de gripe.
Al menos 41 estados del país reportan contagios generalizados del virus de la influenza, un aumento de más del 30 por ciento en relación con una semana previa, de acuerdo con los Centros para el Control de Enfermedades (CDC). La proporción de personas infectadas se encuentra por encima del promedio nacional para la época del año y refleja un incremento sostenido de 2.8 por ciento a 5.6 por ciento en las últimas semanas.
La ciudad de Boston fue declarada en estado de emergencia por el alcalde Thomas Menino, cuando se confirmó el paciente número 700, lo que representó un incremento de mil por ciento en relación con la misma época del año pasado, cuando registró 70 casos. Entre los estados que reportan alta actividad de la influenza figuran Florida, Nueva York, Texas y Virginia. Los CDC tienen previsto dar a conocer este viernes las cifras actualizadas, en medio de proyecciones de expertos de un aumento mayor.
CDC estima que sólo el 37% de la población se vacuna anualmente. Entre los médicos y las enfermeras, el nivel de vacunación es del 90%.
«Cualquier forma de influenza puede poner la vida en peligro […] aunque la persona esté sana y padezca de otras enfermedades», agregó la doctora Melinda Wharton, directora interina del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias de CDC.
Entre los síntomas de alerta que se deben tener en cuenta figuran dolor de cabeza, ojos, garganta y cuerpo, cansancio extremo, tos, congestión nasal, fiebre alta y en ocasiones, diarrea y vómito. Hay que estar atentos a la intensidad y duración de estos síntomas pues pueden comenzar similares a los de un resfriado común, pero con consecuencias totalmente distintas.
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